1 de diciembre de 2010

Mañana

¿Y si mañana despierto y tengo 90 años?
Me parece que supera la arrogancia y mamonería (asquerosa palabra) dar una declaración de ese tipo, pero mis dedos simplemente se abalanzaron sobre el teclado luego de hacer click en el botón de "nueva entrada", sin que yo o mis impulsos nerviosos (cuyo funcionamiendo ahora comprendo gracias a prestar atención a biología de tercero medio, al menos en un 45%) pudieran hacer algo al respecto. Tal vez si pusiera el teclado más lejos de mi cuerpo, las palabras se secarían en mis manos durante el trayecto.
Un libro me dijo que la libertad es un concepto tan maravilloso, de la que gozamos tan ampliamente, que tenemos incluso la opción de escoger tenerla o no. En otras palabras, somos libres de elegir la libertad.
Libres de hacer cosas que "hagan valer la pena tu vida" , y libres de autoconvencernos de que esas acciones son efectivas en ese cometido, para así llegar a la ancianidad y ser felices.
O libres de sentir la vida como un pestañeo y al ser viejos, nos daremos cuenta de que hemos gastado quizás cuánto oxígeno, comida y amor en una existencia de la que no tenemos más recuerdos que una presentación de power point con fotos del verano (algunas en sepia, aw)
Esto de tener diciembre encima, pesado como un árbol de plástico tamaño gigante, me pone a pensar de una forma no menos novelesca que anticuada en lo rápido que pasa el tiempo y lo indiferentes que somos a este hecho. Qué importa estar cinco horas viendo televisión, qué importa si tengo tanto tiempo.
Es mejor vivir poco y bien o vivir harto y "normal"?
Una marca de leche dijo que la mejor edad es la que tengo. Ya no pensaré más en la que tendré. Vivir, vivir, vivir, vivir.
Prefiero pensar que soy libre de pensar que mañana aún tendré 16. Y pasado mañana. Así que dormiré tranquila esta noche, sin alarma cada dos horas para verificar si mi piel sigue lisa y mi pelo sin canas.

3 ilustraciones:

Unknown dijo...

A donde vas? Estas escribiendo desde una experiencia que no tienes pero percibes tan claramente que me sorprende, aunque no tanto, pues te conozco bien...
Un adulto responsable debiera decirte que eso de vivir vivir vivir puede ser peligroso, pero mi habitual liviandad e irresponsabilidad frente a esas cosas me obliga gratamente a decirte dale dale dale, como el link ese que envié....

Despiertate un día viejita y arrugada, recuerda lo que de verdad hiciste, y acuerdate feliz de los que te quisimos y que ya no estaremos.

Sole dijo...

¿Quién te dijo que tenías 16? ¿Tu certificado de nacimiento?
Hay personas que tienen 90 pero en el fondo siguen teniendo 16.
Suena de perogrullo cuando la gente dice que la edad se lleva por dentro... pero algunos son mas viejos aunque el certificado les diga que tienen 16...

Sole dijo...

¿adónde van las palabras que no se quedaron?
¿adónde van las miradas que un día partieron?
¿acaso flotan eternas, como prisioneras de un ventarrón?
¿o se acurrucan, entre las rendijas, buscando calor?
¿acaso ruedan sobre los cristales, cual gotas de lluvia que quieren pasar?
¿acaso nunca vuelven a ser algo?
¿acaso se van?
¿y a dónde van?
¿adónde van?
¿en qué estarán convertidos mis viejos zapatos?
¿a dónde fueron a dar tantas hojas de un árbol?
¿por dónde están las angustias, que desde tus ojos saltaron por mí?
¿adónde fueron mis palabras sucias de sangre de abril?
¿adónde van ahora mismo estos cuerpos, que no puedo nunca dejar de alumbrar?
¿acaso nunca vuelven a ser algo?
¿acaso se van?
¿y a dónde van?
¿adónde van?
¿adónde va lo común, lo de todos los días?
¿el descalzarse en la puerta, la mano amiga?
¿adónde va la sorpresa, casi cotidiana del atardecer?
¿adónde va el mantel de la mesa, el café de ayer?
¿adónde van los pequeños terribles encantos que tiene el hogar?
¿acaso nunca vuelven a ser algo?
¿acaso se van?
¿y a dónde van?
¿adónde van?

Como siempre... te dejo la inquietud...

Publicar un comentario