10 de noviembre de 2010

No, gracias


Estamos acostumbrados a decir no. Algunos, más educados o simplemente porque vieron Barney y sus amigos, aprendieron a pronunciar el gracias que a veces le sigue.
Me he dado cuenta que el mundo nos ofrece tanta basura, que nos vemos obligados a automatizar esa palabra, inyectarla a presión, a tal punto que ahora nos habita bajo la piel.
¿Desea probar el nuevo perfume?
¿Tarjeta de crédito?
¡Vendo cortauuuuñaaas!
¿Escuela de modelaje?
¡Muestra gratis de cereal!

Pienso que además estamos acostumbrados a siempre obtener algo a cambio, por ende, cuando recibimos, debemos también dar. Cuando no tenemos qué dar: no, gracias.
Cuando era pequeña, la vida y el colegio me enseñaron que uno nunca debe rechazar un regalo, se deben aceptar sin miramientos. Hasta hace poco creía que todo el mundo actuaba de esa manera. Quién más que el sentido común - el menos común de los sentidos - me diría que no hay razones para que alguien rechace un obsequio. En general, hemos de respetar siempre el honor y velar por una digna procedencia de lo que nos están ofreciendo, por lo tanto, al decir "siempre aceptar lo que nos regalan" , como en cualquier otro siempre, existen límites. No voy a decir que sí si me van a regalar pasta base. Sin embargo, dejando de lado este tipo de obviedades, volveré a mi punto anterior. Hace un tiempo no muy largo me di cuenta que la gente se ha internalizado a tal nivel el concepto de negar algo sin razón alguna, que ya no valora los presentes que la vida misma les quiere entregar.

Una buena compañera de conversaciones y otras cosas me hablaba sobre la poesía que había en la palabra "presente" .Presente es sinónimo de obsequio. El presente es un obsequio. Mucha gente no lo ha sabido y se han pasado la vida diciéndole al aquí y ahora "no, gracias".
"No, gracias" a una sonrisa, a la primavera, al arte. Viéndole el lado más concreto, Santiago, aunque tantos no lo saben, es una ciudad no sólo atestada de gente y smog, sino también de panoramas culturales (muchos de ellos gratuitos), con edificios llenos de historia y conocimiento; con grandes personas que tienen tanto que entregarnos y andan por ahí, uno sentado en alguna banca solitaria de un parque, otro caminando por esta y aquella calzada y alguna atendiendo un negocio de verduras...
Pero preferimos decir "no, gracias" y seguir con nuestras vidas.

Quisiera decir que soy diferente. Quisiera decir también que esta entrada no parece de libro de autoayuda, de esos que uno ve en las librerías y dice para sus adentros "eeh...no,gracias!". Pero no. Así que antes de que se envicie más lo que escribo, dejaré en claro una cosa: deseo tomar un lápiz corrector y borrar el NO delante de todos esos GRACIAS.

2 ilustraciones:

Sole dijo...

Te recomiendo una comedia de Jim Carrey que se llama "Yes Man". Detrás de la comedia ( en esta vez Carrey no se ve tan estúpido) hay algo de verdad y tiene harto sentido. Se relaciona con lo que estás pensando. Es del 2008, la vas encontrar por ahí...

Tania dijo...

Alicia, sí!, gracias.
a las sonrisas, risas y formidables conversaciones... y creo que si son trascendentales.

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