
Vi un puesto de dulces de esos con cabritas, paletas y colores chillones. Busqué y busqué con la mirada la máquina para hacer algodón de azúcar y no la encontré. Cuando me fijé bien, vi unos frascos plásticos dispuestos uno al lado del otro en un costado del carro, con nubes de color rosado en su interior. Ahora los venden envasados, deduje.
Ya ni siquiera el algodón de azúcar tiene derecho a mostrarse libre, como en los viejos tiempos, puesto sobre un palito de madera que alguna boca sucia de niño goloso desnudaría!
Ya ni siquiera el algodón de azúcar tiene derecho a mostrarse libre, como en los viejos tiempos, puesto sobre un palito de madera que alguna boca sucia de niño goloso desnudaría!